Muchas veces decimos que unos nacen para ciertas cosas y otros para otras. Pero no es así, simplemente que a lo largo de la vida cada uno coge unos hábitos Esto suele pasar con la lectura. No es que algunos nazcan lectores y otros no, sino que desde pequeños a los niños se les puede inculcar ese hábito o no. Esto es responsabilidad total de los padres.
En el colegio a los niños les enseñan a leer y a entender lo que leen pero hacer de ello una afición es todo un reto que le corresponde a los padres. El niño suele tomar lo que hace en clase como una obligación. Si tú le enseñas a leer en casa en sus rato libres y sabes que tipos de libros le gustan y le entretienen más, el niño acaba entendiendo que leer no es aburrido, es una manera más de pasar el rato. Pero no sólo hemos de decirle que lo haga, sino que hay que darle ejemplo. El ser humano aprende por imitación y si tu hijo te ve leer lo más seguro es que trate de imitarte o incluso que te pida leer los dos juntos.
Si sois unos padres lectores lo tenéis más facil pero si no lo sois, no os desespereis, podeis ayudar a vuestro hijo de otras maneras. Podeis interesaros por lo que lee, tratar de conocer sus gustos, llevarlo a bibliotecas infantiles, incluso recomendarle algún cuento que tengáis grabado en el recuerdo de vuestra infancia. Así podeis compartir esa experiencia y acercaros más a su lectura.
Lo más importante es dar con el tipo de libros con los que el niño se siente más agusto. Además con la lectura conseguimos que el niño refuerce sus conocimientos, capacidad de concentración, de expresión y atención. Todo ello ayuda mucho al rendimiento escolar del pequeño.
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